Olas de calor más intensas, más días secos, lluvias torrenciales, aumento de incendios forestales y mayor aparición de plagas e inundaciones. Esas son y serán algunas de las consecuencias del calentamiento global que en los próximos años se verían con más frecuencia en Tucumán, señalan a LA GACETA Kiyoshi Fortuna, licenciado en Gestión Ambiental y Ecología, y Mauricio Villanueva, activista ambiental especializado en sustentabilidad.
Si bien se suele concebir el cambio climático como un proceso que nos cobrará caro no haber cuidado el medio ambiente en un plazo de tiempo lejano, distintos informes indican que ya lo estamos atravesando y padeciendo.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos publicó recientemente que mayo de 2023 fue el tercer mayo más cálido en 174 años de registro en el planeta. Que la temperatura promedio global fue 0,97°C por encima de la media y que América del Sur registró el mayo más cálido de su historia.
Fortuna, que forma parte del movimiento Jóvenes por el Clima, grafica los efectos de estos números como si fueran una bola de nieve con consecuencias directas en la salud de los ciudadanos y en la economía. “Las temperaturas máximas van a seguir siendo muy altas y el problema es que las mínimas no van a bajar: de noche también hará muchísimo calor. Esto va a aumentar la longitud de días secos, lo que en Tucumán aumentará la disponibilidad para poder quemar biomasa o que se queme caña. Al mismo tiempo se prevé que llueva una cantidad similar de milímetros por año, pero al extenderse los días secos, lloverá en menor cantidad de días. O sea que habrá tormentas en repetidas ocasiones. Esto traerá inundaciones, erosionará los suelos y afectará la salud humana, sobre todo a los que menos pueden hacerle frente: habrán más cuadros de deshidratación, más enfermedades cardiovasculares y más dengue. Golpeará la infraestructura, lo que generará daños económicos”, dice.
En Tucumán
¿Qué podría hacer la provincia ante este contexto? Los especialistas consultados coinciden en que se debería pensar un plan de adaptación y ejecutar medidas de manera urgente.
“Hay que repensar los planes de infraestructura y de obra pública en torno a las proyecciones climáticas. Es una materia clave teniendo en cuenta que Tucumán perdió 10 puentes en 2015 por la torrencialidad de los ríos. No podría decir que las viviendas sociales que se construyen son eficientes: se debe mejorar la maximización del uso de luz natural y eficiencia térmica. En el mismo sentido, las oficinas públicas carecen de compromiso con la eficiencia energética”, dice Villanueva. Y agrega: “la Dirección de Flora, Fauna y Suelos se encuentra dentro de la Secretaría de Desarrollo Productivo. Ahí hay un claro conflicto de interés y se expresa en que la repartición no tiene un director designado desde hace ya siete meses”.
“Se debería asegurar que todas las familias tengan acceso a los servicios básicos para que la gente pueda resistir. No es lo mismo estar en una ola de calor con 50°C de térmica sin agua o electricidad. Habría que invertir en sistemas de alertas temprana, cuidar exhaustivamente la yunga de los incendios, prevenir la quema de caña y repensar las obras públicas. Por ejemplo, no podemos seguir haciendo canales de la misma forma”, propone Fortuna.
Villanueva dice que se podrían lanzar incentivos para aumentar los espacios verdes, aunque observa que hay dirigentes que están en otra sintonía. “El año pasado en la Legislatura se gastaron grandes sumas de dinero para techar el estacionamiento mientras que se podrían haber financiado paneles solares que por defecto hubieran cubierto del sol los ‘delicados’ vehículos de los legisladores”, lamenta, y señala que el Ejecutivo provincial todavía no presentó un plan de mitigación y adaptación como lo ordena la ley 27.520 sancionada en 2019.
Para noviembre
La directora de Medio Ambiente de Tucumán, Florencia Sayago, dice a LA GACETA que el plan está en elaboración mediante un proceso participativo coordinado por la Mesa Provincial de Cambio Climático y que estaría listo en noviembre. Sigue dos objetivos: mitigar (bajar la huella de carbono de la provincia) y adaptar (políticas que puedan prevenir, atenuar o minimizar los daños del calentamiento global). Sayago adelanta que los principales ejes del Plan Provincial de Respuesta al Cambio Climático serían:
• Promoción de la bioenergía, principalmente biocombustibles, aunque también incluye incineración de bagazo, vinaza, residuos de cosecha y biogás para generación de energía eléctrica, así como la energía solar en el oeste de la provincia.
• Valorización de los servicios ecosistémicos a través del ordenamiento territorial de bosques nativos, creación de nuevas áreas protegidas como el Parque Nacional Aconquija y el Parque Provincial El Cadillal y creación de un Mercado de Carbono provincial, entre otras acciones.
• Economía circular, principalmente a través de la reincorporación de residuos orgánicos e inorgánicos a los procesos industriales.
• Ordenamiento ambiental del territorio.
• Educación ambiental
• Participación ciudadana.
¿Y el frío?
Ya comenzó formalmente la estación más fresca del año. En su último pronóstico trimestral Iver imagen), el Servicio Meteorológico Nacional indicó que Tucumán registrará temperaturas medias normales o superiores a lo normal, o sea por arriba de los 14°C. El meteorólogo Cristofer Brito había adelantado que el invierno sería light y que el frío solo se extendería hasta mediados de julio.